Por el Ing. Carlos E. Baronetto, Profesor UTN/UNC, Director CINTEMAC: carlosbaronetto@gmail.com
Escribir unas líneas sobre Ángel, el Ing. Ángel Oshiro, es una responsabilidad muy grande y que se acrecienta más aún cuando se lo recuerda.
Su trayectoria es muy amplia, habiendo desempeñado tareas en Agua y Energía de la Nación y como asesor de distintas empresas del sector privado, para luego dedicarse de lleno a la actividad Universitaria. Fue Profesor Titular en la Universidad Nacional de Córdoba y en la Universidad Tecnológica Nacional, en donde además gestó desde sus comienzos lo que hoy es el CINTEMAC (Centro de Investigación, Desarrollo y Transferencia de Materiales y Calidad) de la Facultad Regional Córdoba, habiendo sido su primer Director.
Su amplia experiencia en hormigón y todos los aspectos de la tecnología del mismo, lo llevó a participar y dirigir innumerables proyectos de investigación, numerosas publicaciones científicas en revistas técnicas y congresos tanto nacionales como internacionales, además de participar en la formación de incontable cantidad de becarios de grado, de maestrandos y doctorados quienes seguramente lo recordarán en ese rol, como guía, como formador, como maestro.
Al recordarlo, en muchos casos, lo haremos relacionándolo a su entusiasmo por transmitir a las nuevas generaciones no solamente sus vastos conocimientos, especialmente en la tecnología del hormigón, sino también su pasión por la investigación.
Igualmente podemos destacar los lazos, tanto desde el punto de vista humano como académico, que supo tejer a lo largo del mundo, manteniendo permanente contacto con un sin número de profesionales de distintas Universidades tanto de nuestro país como del extranjero.
También muchos lo recordaremos en extensas charlas de pasillo en numerosas Reuniones Técnicas y/o Congresos en los que participó, como así también, por ejemplo, al habernos dejado escrito un capítulo del libro de la AATH “Ese material llamado Hormigón”.
Indudablemente su ausencia deja un espacio que será muy difícil de llenar y que nos comprometerá a quienes lo conocimos a intentar seguir con el legado que nos dejó y que a muchos nos ha marcado en forma indeleble.
Siempre lo recordaremos por su pasión por trasmitir, enseñar, su “ikigai”, “la razón de vivir”.