¡Hola colegas!
Mi nombre es Silvina Vanessa Zito, nací en la ciudad de Olavarría, en la provincia de Buenos Aires, y tengo 35 años. Además de ser una apasionada por la ingeniería, soy mamá de dos hermosos hijos: Benicio y Lucía, quienes me llenan de energía y me inspiran día a día.
Realicé mis estudios secundarios en la Escuela Nacional Adolfo Pérez Esquivel, y más adelante ingresé a la Facultad de Ingeniería de la UNCPBA, donde me gradué como Ingeniera Civil en el año 2015. Desde mis primeros pasos profesionales, la tecnología del hormigón despertó mi interés. De hecho, ya en el último año de carrera me incorporé al equipo del Laboratorio de Ensayo de Materiales (LEM) del Departamento de Ing. Civil, donde empecé a desarrollar mi vocación investigadora.
En el año 2015 obtuve una beca de CONICET que me permitió comenzar mi camino doctoral, investigando el empleo de residuos cerámicos como materiales cementíceos suplementarios. Este proyecto, bajo la dirección de la Dra. Viviana Rahhal y la codirección del Dr. Fabián Irassar, culminó en el año 2020, cuando obtuve el título de Doctora en Ingeniería, con mención en materiales de construcción.
Actualmente me desempeño como Jefe de Trabajos Prácticos en la carrera de Ingeniería Civil en la UNCPBA, y me encuentro a la espera del ingreso a la carrera de investigadora de CONICET, lo cual representa un nuevo desafío y una gran ilusión en mi desarrollo profesional.
Mi vínculo con la Asociación Argentina de Tecnología del Hormigón (AATH) comenzó en el año 2014, cuando aún era estudiante y participé por primera vez en la Reunión Técnica en Concordia, donde también expuse mi primer trabajo. Desde entonces, no he faltado a los congresos y reuniones técnicas organizadas por la AATH.
Trabajo de manera colaborativa con otros especialistas en tecnología del hormigón —ingenieros civiles, geólogos, químicos— en líneas de investigación vinculadas al uso de nuevas puzolanas argentinas y su influencia en el comportamiento físico, mecánico y durabilidad de mezclas cementíceas.
Me siento profundamente agradecida por poder dedicarme a lo que disfruto. Poder levantarme cada mañana y trabajar en lo que me gusta, rodeada de colegas que comparten la misma vocación, es un privilegio que valoro enormemente.
