Por Enzo Gomez (enzogomez@cnea.gov.ar)
Soy Enzo. Nací y crecí en la ciudad de Santiago del Estero, en donde viví hasta los 25 años. ¡Vengo de una familia gigante! Soy el mayor de una banda de 6 hermanxs, que Marcela (Docente) y Julio (Comerciante), con mucha valentía, decidieron criar y amar. Desde pequeño, además de jugar por las calurosas siestas santiagueñas y con la idea fija de ser un “gran albañil”, veía con admiración la posibilidad de crear y construir. Con gran sabiduría, “mi abuela” Clara y “mi tía” Rosario, supieron incentivar esta admiración y la fueron potenciando hasta que se convirtió en la idea concreta de querer ser ingeniero civil.
Me gusta mucho la música y los deportes. Desde adolescente, con el folclore y el rock en mi cabeza, fui haciendo muchos amigos mientras me paseaba por Santiago jugando al futbol, al rugby y nadando. Aunque mi padre es bastante hincha de River (pues me llamó Enzo), siempre fui hincha del ferroviario (Central Córdoba de Santiago del Estero) y desde que soy niño me gusta ir a la cancha a ver los partidos.
Terminé mis estudios secundarios en la Escuela Normal de Santiago del Estero, donde pude ver con claridad mi vocación por la ingeniería. Ya en la Universidad Nacional de Santiago del Estero, por un poco más de 7 años, estuve pasándome por las aulas (como alumno y docente), el centro de estudiantes, el consejo directivo, las asociaciones de estudiantes y, por supuesto, por algún que otro torneo de futbol. Luego de muchas horas cátedra, reuniones interminables y peñas, me recibí de Ingeniero Civil en el año 2015.
Como estudiante universitario, tuve experiencias de pasante en Construcciones de Hormigón Armado, que hicieron que me guste mucho estar en obra. Además, allá por el 2013, di mis primeros pasos en el mundo de la investigación, gracias a las becas de investigación del CIN. Se creó, entonces, la gran disyuntiva: ¿Me voy a obra o hago un postgrado luego de recibirme?
La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) inclinó la balanza cuando, en el año 2015 (recién recibido), me otorgó una beca para estudiar una maestría en Ciencia y Tecnología de Materiales en su Instituto Sábato. Esto le dio un gran giro a mi vida e hizo que me mudara a la ciudad de Buenos Aires, dejando mi vida de familia, amigos y folclore para descubrir todo un mundo nuevo. Luego de recibirme de Magíster, en el 2017, ingresé a la Subgerencia de Materiales, dentro de la Gerencia de Área Nuclear de la CNEA. Me especialicé en degradación de estructuras por corrosión de armaduras y luego di mis primeros pasos en la tecnología del hormigón, al iniciar mi carrera doctoral. En este punto de la historia me sumé a la AATH. En la actualidad, soy Investigador, estoy desarrollando mi tesis doctoral con ayuda de colegas del Laboratorio de Entrenamiento Multidisciplinario para la Investigación Tecnológica (LEMIT) de La Plata y participo en la construcción del reactor prototipo de potencia CAREM25 como inspector de calidad.
A modo de homenaje, nombro a Sanmarco†, Castellano, Bailon†, Paz, Schiava, Duffó, Zerbino y la Universidad Pública y Gratuita. Estas personas e instituciones marcaron mi forma de pensar y entender la profesión de ingeniero y formador.